sábado, 16 de abril de 2011

Niños adoptivos a los 8 y 9 años

A unos años de que escribí mi libro, 7 para ser exacta, Realidades y Experiencias de la adopción… padres a pesar de todo*, he podido corroborar, por las experiencias que han estado teniendo algunas familias con niños entre los ocho y nueve años, que justo “La caída del veinte”, como nombré a ese capítulo, describe y se hace presente, en los hijos e hijas de estas edades, viviendo situaciones un poco preocupantes para su familia; nada que, tanto los padres como los hijos, no puedan superar con amor, entendimiento y paciencia…

Recordemos algunas de las características de estas edades para poder ilustrar este artículo que tienen la finalidad de ser guía para aquellos padres que están en estas etapas.

El niño de 8 y 9 años, es apto para comprender conceptos más abstractos y complejos.

En estas edades los niños se encuentran con un nivel intelectual más avanzado y tienen una conciencia creciente de sí mismos como personas. Hablan de sí mismos con mayor libertad, ya los padres pueden percatarse y describirlos como que ya están mostrando su personalidad, pueden distinguirse de los demás.

Quieren entender y se preocupan del mundo de los adultos, imitan gestos y se interesan por temas de la sociedad.  Quieren incluso ser tratados  en ocasiones, más como adultos que niños, sin embargo, viven una lucha interna entre crecer y seguir siendo unos niños. Suelen ser muy críticos consigo mismos y con los demás; son sensibles, dramáticos, si algo los hiere, lloran con facilidad. Sienten curiosidad por todo, les interesa la vida de los demás, están presentes en las conversaciones de los adultos, y a las llamadas telefónicas, llegan a pensar que lo saben todo, sin embargo, en el fondo reconocen que otros saben más que ellos. Tienen admiración por sus padres y hermanos, llegan a demostrar un gran sentido del humor, y les gusta hacer notorio los errores de los demás.

Y como están ansiosos por conocer de lugares, fechas, personajes famosos y situaciones familiares, para aquellos que llegaron a su hogar por adopción, tienden en este tiempo, a preguntar con mayor claridad cómo llegaron a casa, dónde pueden estar sus padres biológicos, especialmente su progenitora, les preocupa el parecido físico con su familia adoptiva y cómo pudo ser su vida en otro hogar, cuestión, que a la mayoría les angustia y deben encontrar en los padres una apoyo emocional y de gran comprensión por ello.

Es un buen momento, para los padres, de ejercer un poco más de autoridad y disciplina, pero con cariño, en estas edades lo necesitan para sentirse seguros.

También como fantasmas aparecen en su mente hermanos o hermanas que quizá tengan en algún lugar del mundo y pueden sentir la necesidad de saber un poco más de su historia, si los padres conocen de ella y ésta no le aportará ningún beneficio, la recomendación es mejor no manejársela. 

Si el tema de la adopción ha sido manejado adecuadamente en casa, esta etapa puede de ser sobrellevada con éxito, dependiendo de la disposición, comunicación y paciencia que los padres estén dispuestos a aportar.

Podría decirse que ésta es una de las etapas más importantes en la vida de un niño, es lo que le va a marcar para el resto de su existencia.

Así es que la recomendación para todos aquellos que van a entrar a esta etapa o ya la están viviendo, a ponerse las pilas, y no angustiarse tanto, mejor disfrutarla, porque esto equivale a esculpir una obra de arte, que a la larga vamos a admirar.

Estoy a sus órdenes para cualquier comentario, duda o asesoría en este tema.

Aurora González de Torres

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